También llamados "piedras" o "arenillas", son unas partículas sólidas, generalmente de composición mineral, que se forman en los riñones y que pueden desplazarse al resto de la vía urinaria (uréteres y vejiga).
Los diferentes tipos: oxalato cálcico (son los más frecuentes), ácido úrico, fosfato amónico magnésico, cistina, etc., ya que no todos estos tipos de "piedras" se resuelven con el mismo tratamiento.
Lo más habitual es el temido cólico nefrítico (intenso dolor en la zona lumbar que se desplaza hacia la ingle y genitales del mismo lado, con malestar, náuseas y vómitos), que puede acompañarse de molestias urinarias y/o sangre en la orina. Pueden ser causa de infecciones urinarias. A veces no dan dolor y se descubren al hacer una radiografía o ecografía.
Pueden ser tanto secundarios a enfermedades generales (hiperparatiroidismo, hiperuricemia, etc.), como a alteraciones intrínsecas de la composición de la orina, así como a otras patologías de la vía urinaria (malformaciones congénitas, infecciones urinarias, obstrucciones).
Solo un completo estudio urológico permite diagnosticar a qué son debidos. No hay un solo tratamiento estándar; debe individualizarse para cada paciente, ya que depende del tipo de cálculo, de su tamaño, localización, asociación con otras patologías urológicas, así como de las complicaciones individuales que puedan provocar (dolor, infecciones, etc.).
Los métodos de tratamiento que podemos utilizar son:
O enfermedades prostáticas, La próstata es una glándula pequeña ubicada en el tracto genitourinario del hombre, inmediatamente después de la vejiga, y cuya función es contribuir a la producción y secreción del líquido seminal.
Tiene una forma redondeada envolviendo circularmente a la uretra. Es muy pequeña en los recién nacidos y alcanza su tamaño normal después de la pubertad, pesando alrededor de 20 gramos. Permanece sin alteraciones durante unos 25 a 30 años.
Porque las patologías prostáticas son de enorme frecuencia en los ancianos, obviamente varones, y además provocan muchas molestias, eventualmente curables. Fundamentalmente esta patología se reúne en torno a dos enfermedades: el adenoma prostático y el cáncer de próstata.
Se ha comprobado la incidencia de la disfunción sexual tras sufrir algunos tipos de cáncer y terapias oncológicas.
En el caso concreto del cáncer de próstata, se ha investigado principalmente la disfunción eréctil. Se analizan tanto los factores psíquicos como los físicos que pueden provocar la disfunción sexual y la incidencia de los diversos tratamientos quirúrgicos y no quirúrgicos.
Evaluamos la función sexual en el cáncer de próstata en todos sus aspectos, el estado sexual actual, el funcionamiento anterior a la enfermedad, estado de la relación, independientemente que exista o no pareja en el momento actual, estado psicológico, aspectos médicos y su posterior tratamiento a todos los niveles (farmacológico, psicológico, etc.).
La Incontinencia Urinaria es la pérdida involuntaria de orina que produce un problema social, médico e higiénico a la persona que la presenta.
Aproximadamente entre el 25 % y el 30 % de las mujeres presenta en algún momento de su vida uno o varios episodios. La incidencia exacta de esta enfermedad es difícil de calcular debido a que muchas mujeres no consideran estos episodios como un problema o no lo consultan con su médico por sentimientos de vergüenza.
Problema que se puede manifestar en diferentes circunstancias, con varios niveles de severidad y en relación con etiologías distintas. Afecta a un gran número de personas, la mayoría de ellas son mujeres. Es más frecuente a medida que se avanza en edad, entre los 60 y 79 años, afecta a 23 % de las mujeres y 19 % de los varones, a los 80 años el 46 % de las mujeres y el de 34 % de los hombres sufren incontinencia.
Puede producir trastornos del sueño por las pérdidas nocturnas, tiene un efecto negativo en la autoestima y en la autonomía; puede aumentar el riesgo de aislamiento social, de depresión y de disfunción sexual. Todo ello afecta de manera importante a la autopercepción de salud y a la calidad de vida.
Los principales factores de riesgo son:
Tratamientos:
La impotencia sexual masculina es la incapacidad persistente para conseguir o mantener una erección que permita una relación sexual satisfactoria.
La impotencia o disfunción eréctil es una enfermedad muy frecuente que puede afectar las relaciones de quien la padece:
Con su pareja, con la familia, así como con el entorno laboral y social.
Existen una serie de factores de riesgo que pueden favorecer la impotencia o disfunción eréctil: diabetes, hipertensión arterial, consumo de tabaco y alcohol, niveles altos de colesterol, toma de determinados fármacos y depresión.
Causas
La impotencia o disfunción eréctil puede ser causada por:
Causas psicológicas: problemas psicológicos como la ansiedad (provocada con frecuencia por el miedo a no conseguir una erección o a defraudar a la mujer), la depresión, los problemas con la pareja e incluso el estrés pueden afectar al acto sexual.
La preocupación excesiva por los problemas laborales, sociales o familiares implican que no se dedique la atención necesaria al acto sexual. La fatiga, la inapetencia, la falta de ejercicio, el insomnio o un fracaso laboral también desequilibran los reflejos sexuales.
Causas vasculares: el pene no puede acumular la sangre necesaria para que se dé una erección.
Fumar, sufrir hipertensión arterial, diabetes, algunas enfermedades cardíacas y variaciones en los niveles de colesterol en sangre pueden provocar trastornos vasculares que dificulten la erección.
Causas neurológicas: en estos casos se produce una interrupción en la transferencia de mensajes del cerebro al pene porque existe una lesión en los nervios implicados.
Causas hormonales: generalmente se deben a una falta de hormonas sexuales masculinas.
Causas farmacológicas: existen varios medicamentos que tienen como efecto secundario disminuir la capacidad de tener una erección. Entre ellos hay algunos fármacos para tratar la hipertensión, las enfermedades cardíacas y los trastornos psiquiátricos.
Diagnósticos
Se hace a partir de la historia clínica y de una revisión médica.
Una entrevista con el afectado puede revelar factores psicológicos involucrados en el trastorno de la erección.
También es útil entrevistar a la pareja sexual para determinar dichos factores y obtener determinadas percepciones de la vida sexual desde otro punto de vista.
Efectuamos un análisis de sangre y/u orina para detectar si hay exceso de azúcar en la sangre y poder así diagnosticar o descartar una diabetes.
También se recomienda medir los niveles de testosterona (la hormona sexual masculina), especialmente si la impotencia está asociada a la falta de deseo.
Tratamientos que podemos recomendar:
Es una rama de la Urología General. Las enfermedades urológicas en la población pediátrica son causadas por padecimientos congénitos, traumáticos, infecciosos, oncológicos o metabólicos.
La Urología Pediátrica hoy en día es considerada como la más estructurada y desarrollada sub-especialidad de la Urología.
La evolución de la medicina ha llevado a la especialización en diferentes áreas de la medicina de los adultos. En el caso de los niños también se da este fenómeno, que favorece la mejor atención del tratamiento de los niños en sus diversas áreas.
Algunas enfermedades que se tratan por Urólogo Pediatra:
Cirugía de mínima Invasión
Casi todas las enfermedades que requieren de Cirugía en los niños se pueden realizar, por este método. La ventaja es la recuperación más rápida y el menor daño a los órganos y tejidos.
Los niños están en constante evolución, por lo que sus necesidades cambian con su edad, Los Médicos que nos dedicamos 100 % a ver niños y sus problemas, estamos capacitados para atenderlos en las diferentes edades.
Principal
Dirección:
San Gabriel S/N y Nicolás Arteta, Torre Médica III del Hospital Metropolitano, piso 2, oficina 208
Ciudad: Quito
Teléfono: (02) 322 0012
Teléfono: (02) 322 0034
Celular: 099 972 8262
Horario de atención:
Lunes a Viernes de:
9:00 a 13:00 y de 15:00 a 19:00
Sucursal
Dirección:
Edificio de Especialidades Médicas Hospital de Los Valles, Primer piso, Consultorio 111
Ciudad: Quito
Teléfono: (02) 237 8833
Teléfono: (02) 237 8834
Horario de atención:
Lunes a Viernes de:
9:00 a 17:30
Aceptan tarjetas de crédito